La lubina/róbalo/robaliza
es muy apreciada en cocina por su textura y sabor. Además
nos encontramos ante uno de los pescados blancos más magros, con un aporte de
grasas mínimo, ideal para dietas hipocalóricas.
Cocinar a la
sal nos permite conservar los jugos de carnes y pescados. El preparado es
sencillo y el resultado, si cuidamos el tiempo de horneado, es excelente.
En esta entrada
cocinamos una lubina aunque podemos utilizar otros pescados (Besugo, dorada,
lenguado, merluza,…) o carnes selectas (Solomillo de ternera, solomillo de
cerdo,…).
INGREDIENTES
1 lubina.
Sal gruesa.
Agua.
AOVE.
PREPARACIÓN
Limpiamos la lubina sin descamar. Hay que dejar la pieza entera sin
abrir excesivamente y secarla bien después del lavado.
Precalentamos el horno a 230 º.
Utilizar siempre sal de grano muy
grueso, y si es posible, especial para cocinar. Necesitaréis 2 kg de sal
aproximadamente para una lubina de kilo y medio. Preparamos una cama de sal a
la dorada, humedecemos ligeramente con agua y colocamos encima. Cubrimos
cuidadosamente con el resto de sal intentando que quede una capa compacta y sin
fisuras. Humedecemos la capa exterior. Introducimos en el horno precalentado.
Para una lubina de kilo y medio será suficiente con 35 a 40 minutos
de horneado. Aumentar 5 a 10 minutos por cada ½ kg de incremento en el peso del
pescado. No abrir el horno durante el proceso.
Una vez horneado rompemos la capa de sal y ayudándonos de un par de
cucharas retiramos la cabeza y vamos sacando los lomos. Si está en su punto
veréis como se desprende la piel fácilmente y la carne está cocinada y jugosa.
No dejéis que el pescado se enfríe dentro de la sal pues se resecaría
demasiado.
Emplatamos la lubina regada con AOVE, podemos acompañar salsa
tártara casera y/o limón.
Descorchamos un Treixadura monovarietal D.O. Ribeiro como acompañante
perfecto para este jugoso pescado.
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