Una de las
tapas que más me ha gustado saborear en bares y tabernas es la realizada con
este apéndice auditivo de este animal tan aprovechable. Estoy seguro que muchos
las cocinaréis, de muy diversas maneras y todas deliciosas.
Hoy la preparamos
de una manera rápida y con muy pocos ingredientes. El resultado es una tapa
sencilla pero supersabrosa…
4 orejas de
cerdo ibérico.
1 Cebolla.
Perejil.
2 hojas de
laurel.
3 dientes de
ajo.
100 ml. de vino
blanco verdejo D.O. Rueda.
Aceite de oliva
virgen extra.
Sal.
Sal en escamas.
Harina de maíz.
Pimentón dulce.
Pimentón
picante.
PREPARACIÓN
Comenzamos limpiando bien las orejas y chamuscando, si es necesario,
los pelos que puedan tener.
Colocamos las orejas en una cazuela grande. Cortamos la cebolla en
cuartos, pelamos 2 dientes de ajo y lo añadimos junto con unas ramas de perejil,
dos hojas de laurel, dos cucharadas de AOVE y una pizca de sal. Cubrimos con
agua y llevamos a ebullición.
Vamos desespumando y mantenemos cociendo durante 45 minutos a 60
minutos. Dependiendo de la oreja puede variar la cocción. He comprobado que la
oreja ibérica requiere más tiempo que la de cerdo blanco. Ir comprobando la
cocción, es mejor que quede un poco “al dente” a que se nos desmoronen.
Una vez cocidas troceamos las orejas y colamos el caldo. Reservamos.
En otra cazuela calentamos dos cucharadas de AOVE junto a un diente
de ajo. Una vez dorado el ajo lo retiramos. Retiramos del calor y añadimos
pimentón dulce/picante al gusto de cada uno. Volvemos a calentar y añadimos una
cucharada de harina de maíz. Una vez rehogada añadimos el vino blanco y dejamos
cocer un par de minutos. Por último agregamos 200 ml del caldo de cocción y
rectificamos de sal. Incorporamos las orejas troceadas y dejamos cocer un par
de minutos. Listo.
Emplatamos colocando con unas escamas de sal por encima.
Os invito a acompañar esta tapa con un vino rosado de la D.O.
Cigales bien frío y un buen pan “pa mojar” en el caldo.
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